Cuando un niño nace, sin saberlo, tiende cientos de hilos invisibles que simbolizan su relación con otras personas. Si junto a cada uno de estos hilos, el ser humano que nace tendiera una tubería, el problema del acceso al agua potable y al saneamiento básico hubiera sido erradicado.
Las niñas de la comunidad de Cachuma, ubicada en el municipio de Laja (Bolivia) sonríen mientras juegan con el agua que llega a la lavandería domiciliaria que hay en su escuela. Aunque ya han pasado varios años desde que ADRA construyó, gracias a la cooperación española, el sistema de agua potable que mantiene su felicidad, ellas siguen disfrutando de la misma manera.
Concepción Tallacahua residente de la comunidad de Quella Quellla, sonríe sin saber que a escasos kilómetros de su casa, también en el altiplano lajino, las niñas de Cachuma se salpican entre ellas. La señora Tallacahua tiene otro motivo de felicidad: acaba de inaugurar su baño ecológico. Sin saberlo, Concepción, a sus 70 años, ha entrado a formar parte de la población mundial con acceso a agua potable y saneamiento básico. Mira su ducha y se enternece orgullosa.
La felicidad que emanan estas mujeres, la más grande y las más pequeñas, viaja, como el agua, a través de cañerías. Tuberías que alguien, sin saberlo, puso al nacer. Vías hídricas que transportan el Derecho al agua potable y al saneamiento básico. Un Derecho defendido y recogido por la ciudadanía boliviana en la nueva Constitución del Estado Plurianual del año 2009. País andino, que un año después, se convertiría en el precursor de este derecho a nivel internacional siendo aprobado en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Y sin embargo, a pesar de ser un Derecho Internacional, todavía no hemos tendido suficientes redes de canalización que abastezcan a toda la población mundial de agua y felicidad. La gente se olvida de construirlas. Según Naciones Unidas casi 800 millones de personas no tienen acceso a un recurso hídrico potable en el mundo. Negativa cifra que se eleva a 2.600 millones de personas sin acceso a saneamiento básico. La realidad se endurece en los ámbitos rurales de los países periféricos.
La complejidad del problema nos abruma. Hablamos de vulnerabilidad, de pobreza, de falta de servicios sociales y alejamos las causas de la falta de acceso al agua potable y saneamiento básico de nosotros mismos. Nos convertimos en seres pasivos que creen no poder hacer nada por remediar los problemas del mundo.
En los últimos cinco años, ADRA España, colocando tuberías, ha apostado por aumentar sus relaciones con sus hermanos andinos. Nos negamos a la pasividad.
El apoyo de instituciones como la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, las municipalidades bolivianas y, especialmente, el trabajo de los titulares de derecho, han permitido a ADRA mejorar el acceso de agua potable y saneamiento básico de 27.020 personas en Bolivia.
Hoy Día Mundial del Agua es un día para reflexionar. Para tender las redes hídricas que no pusimos al nacer. Alejémonos de la idea de que la magnitud de las causas no nos permite solucionar el problema. Sí podemos. Solo necesitamos seguir aportando tuberías. Entre ellas: la tuya y la mía.
Diego Maldonado, Técnico Monitoreo Expatriado ADRA España
Fotografía: Isabel Gracia, Responsable de comunicación de ADRA Bolivia