Tal como comprobamos en los medios, da la sensación que la gran epidemia del ébola se está terminando. Disminuye la incidencia en los medios, porque los casos que teníamos más cerca, a Dios gracias, se están curando y lo mismo ocurre en otros países; donde solo ante esos casos se declaró «asunto de seguridad nacional». Lo cierto es que las noticias que nos llegan de ADRA en la zona, todavía son de que cientos de personas mueren en los hospitales y los pobres de los pobres lo hacen en la calle. Desde ADRA siempre hemos apostado por el trabajo de prevención y de cooperación para el desarrollo, pero ante estas emergencias la Red de ADRA mundial se ha movilizado y todavía estamos sobre el terreno.
Todos hemos aprendido que el ébola se contagia solo por el contacto directo con fluidos de un afectado. Algo parecido ocurrió con los primeros afectados del SIDA, en la década de los 80.
Lo cierto es que en estos momentos hay más de 7.500 afectados y más de 3.000 muertos. Este desconocimiento inicial hizo que muchos cuidadores, enfermeros y médicos en África quedaran afectados también, pero especialmente por la falta de medios en los hospitales y las costumbres ancestrales de algunas culturas de la zona ante la muerte, momento más virulento en este proceso.
Los contrastes entre continentes ha hecho posible que en Estados Unidos y Europa los casos se hayan podido afrontar adecuadamente, pero a causa de la pobreza en África la gente ha muerto casi sin ninguna posibilidad. En ambos casos, como excepción, hemos de recordar la muerte de dos misioneros en España y la curación de algunas personas y niños en territorio africano.
En estos momentos ADRA sigue trabajando en Sierra leona, Liberia, Nigeria; y ADRA España, en estos momentos, está apoyando una campaña de prevención entre la población de Níger.
La globalización del mundo no solo se aplica a las comunicaciones, economía o transportes; también las enfermedades son globales. Hoy no hay fronteras de separación, hoy son muchos los millones de personas que viajan por avión, barco, tren, y a pesar de ello si algo no nos afecta directamente no nos preocupa y actuamos indiferentemente.
Cuando comienza una guerra y surgen los primeros afectados, no nos llama la atención, estamos acostumbrados a ver las noticias por la televisión o escucharlas por la radio. Pero si como consecuencia de esa misma guerra el precio del petróleo, el grano, el gas sube de precio entonces nos quejamos, y si las fronteras se cierran y no podemos viajar o vender nuestros productos, nuestra indiferencia desaparece y comienza nuestro interés por el tema.
Por contra vivimos en una sociedad cambiante, donde nuestros poder hace que agravemos injustamente a otros pueblos nuestras necesidades. Los poderes financieros se alimentan sin escrúpulos a costa del empobrecimiento de otros.
Reflexionemos en la mayor de las epidemias, la indiferencia. La falta del compromiso sostenido, no solo en dinero, sino también en tiempo (hoy en día más escaso). Si nuestra indiferencia desapareciera, seríamos capaces de comprometernos en una causa hasta el final. Escoge hoy la tuya, nosotros desde ADRA ya la hemos escogido, nuestro prójimo. Trabajamos cada día por un mundo más justo. Ayúdanos a luchar contra la indiferencia, es la epidemia más contagiosa.
Antonio Lerma.