Alguien escribió que la destrucción era similar a cincuenta bombas atómicas como las de Hiroshima, y creo que probablemente este en lo cierto. Algunas calles recuerdan el aspecto de aquella ciudad que todos hemos visto alguna vez en algún reportaje.
Quizás la imagen que más me ha impactado fue la destrucción del centro de Haití, y en especial, la visita de la antigua escuela de enfermería, donde aún ahora reposan los restos de más de cuatrocientos ángeles encarnados en muchachas que soñaban con poder ayudar en un próximo futuro a su país a salir de la miseria.
Las gentes de Haití, que ya hace muchos años ya estaban acostumbradas al sufrimiento y a la miseria, la naturaleza les ha jugado una mala pasada, y ahora aún estan peor que antes y además aterrorizados de que la tierra vuelva a rugir como anda haciendo en estos últimos días. Tienen tal terror de lo que han vivido que la mayoría prefieren dormir a la intemperie que ponerse bajo un techo.
Cuando oscurece, todos se dirigen con sus cartones y plásticos hacia el centro de plazas, antiguos parques o aparcamientos de lugares públicos o privados, por temor a que ocurra un nuevo seísmo como el anterior.
Desde el punto de vista médico me ha impactado el visitar a un muchacho diabético que vino andando con una glucemia de 650 mg/ cm3, cuando lo normal es menos de 100. No sabe lo que es un análisis de sangre, ni usaba insulina desde hace meses. Tampoco tiene jeringuillas ni agujas para pincharse en caso de que pudiese disponer de insulina. Ahora ya está en cifras de 350. Me pregunto que pasará cuando nosotros nos marchemos.
Me ha impresionado ver las miradas tristes de madres o padres que perdieron sus hijitos, algunos de ellos, incluso, el cuerpo de sus hijos les protegió de ser aplastados ellos mismos por los bloques de hormigón que cayeron sobre ellos. . Que horror !!!!!
Algunos pacientes han venido a la consulta con fiebre de 40 ªC, de una semana de evolución, afectos de fiebre tifoidea. Otros con cifras tensionales de 220/120. Quien cuidará de ellos en el futuro ?? . Estamos contentos de saber que ADRA España piensa seguir apostando por apoyar a estas gentes, contratando médicos y personal sanitario local.
Cuántos niños y niñas no tienen a nadie que les cuide y les abrace. Aún tiemblo cuando me acuerdo de Vanessa que me pidió por favor si podía llamarme “papi”, y que sigue haciendolo a pesar que sabe muy bien que su papi pronto se marchara y volverá a estar completamente sola en este mundo hostíl.
Me incomoda grandemente cuando paso por algún lugar y me encuentro con la mirada perdida de alguna persona que sentada en el suelo, con sus ojos me dice ¿Qué vas a hacer por mi? , mientras a veces se pone su mano sobre su vientre, diciendo….en silencio….tengo hambre hombre blanco.
Cada vez que el cielo se pone gris, y comienzan los temores de una posible lluvia,…. por otro lado tan necesaria, todos sufrimos de pensar como van a hacer los miles de personas que se tapan con unos plásticos que a veces no son siquiera impermeables.
Después de todos estos relatos, comprenderéis el sabor agridulce de nuestra próxima partida, que lejos de ser un punto y aparte, supongo, será una pesadilla que nos perseguirá durante muchos tiempos.
Me pregunto si realmente hemos venido a ayudar a estas personas que sufren, o quizás hemos terminado siendo ayudadas por ellos, y por sus circunstancias, para replantearnos nuestra escala de valores, a apreciar mucho más lo que tenemos y a aprender a compartir lo mucho que la vida nos ha dado hasta ahora, y que no siempre hemos sido capaces de apreciar oportunamente.
A pesar de todo ello, mentiría si no os dijese que todos nosotros nos sentimos satisfechos de haber estado aquí. Nos sentimos contentos de haber aportado nuestro granito de arena. Esperamos que el mundo rico, este 20% de la población del mundo que malgastamos el 80% de los recursos, no nos olvidemos demasiado rápido de estas pobres gentes, y que todos sigamos apoyando como mejor podamos.
La cadena solidaria debe seguir. Todos somos importantes. Lo es el voluntario, lo es el socio de las ONGs, lo es el cooperante, lo es su familia y amigos, lo es el donante, el logista, el cocinero, el estado, la administración del hospital que autoriza a un cooperante, la Unión Europea, todos somos importantes ¡¡¡ Por favor, no os olvideis, mejor dicho, no nos olvidemos de Haiti y sus pobres gentes.
En este último DIARIO DE UN VOLUNTARIO DE ADRA EN HAITI querría agradecer de un modo especial a Dios por su cuidado y protección, a la ONG ADRA España por su confianza y apoyo, y a todos y cada uno de vosotros por habernos dado ánimo, soporte y en especial por darnos el privilegio de haberos representado aquí. Estoy contento también de haber intentado representar parcialmente a Jesús, quizás siendo sus manos, su voz, sus abrazos, su mirada, sus lágrimas y quizás representando un poco de su amor hacia el ser humano.