Durante décadas, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos (ADRA), que actúa como agencia social humanitaria en todo el mundo, perteneciente a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ha defendido los derechos y el bienestar de las personas desplazadas por los conflictos y la persecución a hombres, mujeres y niños de todas las creencias, etnias y nacionalidades que han sobrevivido a las dificultades indescriptibles del terror y la pérdida de sus seres queridos. Sólo en el año 2016, más de 1,5 millones de refugiados, desplazados en unos 40 países recibieron refugio, alimentos, agua potable, artículos de higiene, acceso a la educación, apoyo psicosocial y otros servicios a través de ADRA como parte de nuestra misión de amar y ayudar a los más vulnerables durante el tiempo de necesidad. Al conmemorar, este 20 de junio, el Día Mundial de los Refugiados en 2017, más de 65 millones de personas siguen estando desplazadas a nivel mundial, según la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, ACNUR. Aproximadamente hay 21 millones de refugiados en todo el Mundo. Para ADRA, estos números significan una cosa: no podemos permitirnos el lujo de vacilar en nuestra respuesta en la ayuda a los desplazados por conflictos, las persecuciones o los desastres.
En este momento de abrumadora necesidad, reconocemos a las naciones que se han levantado para satisfacer la necesidad, expandiendo los programas de reasentamiento de refugiados y contribuyendo financieramente a los esfuerzos globales de los refugiados. Alentamos a todas las naciones a seguir trabajando juntos para defender los derechos y la dignidad de los refugiados en todo el mundo. Hacemos este llamamiento en un momento en el que los refugiados y otros inmigrantes en todo el mundo están siendo cada vez más atacados por el discurso del odio y los despreciables actos de crueldad por su religión, etnia o nacionalidad.
Hoy en día, ADRA reafirma su compromiso de abrazar y ayudar a los más necesitados. No nos guiaremos por la conveniencia política ni por la opinión pública, sino que seguiremos nuestra fe y nuestra conciencia, que tenemos por encima de todas las cosas.
Cuando vemos a un refugiado, vemos a un ser humano rebosante de esperanzas, sueños y potencial sin explorar. Cada persona tiene un gran valor, porque cada uno de ellos es un hijo de Dios.
En un tiempo de tanta necesidad, es imperativo que nos unamos, no en odio y miedo, sino en amor y compasión, para trabajar juntos y acabar con el sufrimiento humano en todo el mundo.
ADRA quiere agradecer a los muchos donantes, voluntarios, ONGs y socios, que han trabajado juntos con nosotros todos los días para asegurar que en sus hogares puedan volver a vivir una vida de Seguridad y Paz.
Para obtener más información sobre cómo puede unirse a nosotros para ayudar a los refugiados de todo el mundo, visite nuestra Web.